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ABDOMINOPLASTIA: MITOS Y VERDADES

Dr. Orestes Fernández

Mitos y Verdades

Abdominoplastia

La cirugía del abdomen, una de las más demandadas en nuestro país junto al aumento de mamas, la liposucción o la rinoplastia, es, sin embargo, una gran desconocida. ¿Se puede perder el ombligo? ¿Quedan cicatrices grandes? ¿Funciona en casos de obesidad? El Dr. Orestes Fernández, del Instituto de Benito y pionero en su práctica, aclara todas las dudas y falsas creencias que existen alrededor de esta intervención.

¿En qué consiste la abdominoplastia?

La abdominoplastia o cirugía del abdomen es un procedimiento con el cual se elimina el exceso de piel y grasa de esta zona. Los candidatos son aquellas personas que acumulan grasa o presentan exceso de piel en el abdomen. También aquellos que por la edad presentan ya obesidd moderada.

Intertvención:  durante la intervención se tensan los músculos abdominales -se juntan mediante algo similar a un corsé- y se elimina la grasa y la piel sobrante. El resultado es un vientre más firme y plano con una cintura más estrecha.
Aunque depende de cada caso, suele durar entre dos y cuatro horas, y se realiza en quirófano con anestesia (habitualmente, general).

Es la mejor intervención para pacientes con sobrepeso: MITO

“Primero, antes de practicarla, se debe perder peso, ya que la abdominoplastia va encaminada a eliminar el exceso de piel de la pared abdominal”, afirma el Dr. Orestes Fernández. Es decir, esta cirugía está indicada para quienes están en buena forma, pero tienen la piel flácida, los músculos de esa zona debilitados (por un embarazo o la vejez) o, en todo caso, un exceso de grasa abdominal que no se corrige ni con dieta ni ejercicio. Aunque se pueden perder algunos kilos, no es un procedimiento para perder peso.

Después del parto quiero realizarme una abdominoplastia lo antes posible: MITO

Es cierto que esta intervención es una de las cirugías más demandadas por mujeres que han sido madres para recuperar su figura, ya que la piel no vuelve a su posición original tras el parto. Pero no puede ser inmediata. El Dr. Fernández advierte que “se debe esperar entre 8 y 10 meses después de dar a luz para valorar esta solución”. “Este es el tiempo necesario para la normalización de las estructuras internas y los cambios hormonales, así como la recuperación del peso ideal”, añade.

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¿Podría perder el ombligo tras la abdominoplastia?:

MITO

El Dr. Orestes Fernández lo deja claro: “Es imprescindible conservar el ombligo, eso sí, quedará rodeado de una piel nueva y con mejor estética”.

La forma también cambiará, pero en ningún caso se puede eliminar este elemento de nuestro abdomen.

Es ideal para acabar con todas las estrías del abdomen:

MITO Y VERDAD

La cirugía del abdomen no es un procedimiento creado para abordar directamente las estrías. Sin embargo, tras practicarla se puede notar una mejoría en este sentido. Dado que se estira toda la piel de la zona, el doctor afirma que “se logran eliminar las estrías que quedan por debajo del ombligo, mientras que las que se sitúan por encima se disimulan bastante”.

La grasa que me extraerán del abdomen, la podrán colocar en los glúteos:

MITO

La lipotransferencia de una zona a otra del cuerpo solo se puede llevar a cabo con la grasa extraída mediante el método de liposucción, y siempre después de haberla tratado.
Por cierto, lo que sí es frecuente es asociar la abdominoplastia a una liposucción para lograr una mayor armonía general.

En menos de un mes podré recuperar la normalidad: VERDAD

La abdominoplastia, como otras cirugías estéticas, requiere de un postoperatorio, en el que influye mucho el estado físico previo. Aunque, en términos generales, no llega a las cuatro semanas.
Los drenajes de aspiración se retiran al día siguiente. Posteriormente, durante al menos tres semanas, se ha de llevar un estilo de vida moderado, evitando ejercicio físico, saunas y exposición solar. Pasado este tiempo (incluso a la segunda semana) también se puede volver al trabajo, siempre en función de la actividad que se realice y la evolución de cada paciente.

Otro aspecto importante es la faja de protección: se debe mantener durante un mes, aunque se puede sustituir por otras prendas si la evolución es buena. Además, es importante que se practiquen drenajes linfáticos una o dos veces a la semana durante los dos meses posteriores a la operación. Como indica el Dr. Orestes Fernández “es esencial que en todo momento el paciente siga al pie de la letra las recomendaciones del facultativo hasta su alta médica”.

La cicatriz siempre estará ahí: VERDAD y MITO

Es importante tener en cuenta que cuando se habla de una cirugía, aunque sea estética, quedan cicatrices. Por tanto, es cierto que la cicatriz abdominal nunca desaparecerá. Ahora bien, como señala el Dr. Fernández, “no tiene por qué constituir un problema”. Su aspecto dependerá de factores internos, como la genética o la extensión de la flacidez corregida, pero, sobre todo, de otros factores externos como el material de sutura, el buen afrontamiento de los bordes, los cuidados… “Además, con el fin de mejorarla, utilizamos láminas y geles de silicona o aparatología si fuera necesaria”, aclara.

Así pues, pasado un tiempo -se empieza a aplanar y aclarar a partir de seis meses-, la cicatriz no será visible ya que se puede ocultar con ropa interior o bikini e irá mejorando cada vez más. Esto también es aplicable a pacientes que presenten estigmas queloides.

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