No todos somos iguales, y algunos somos portadores de las variantes genéticas que determinan menor eficacia en el receptor de la vitamina D: la capacidad para absorber el calcio es limitada y para que éste se fije en los huesos.
Existen elementos en la dieta que agravan esta situación (hacen que el calcio se vuelva más insoluble) como el ácido oxálico que está muy presente en vegetales como la acelga, espinaca, ruibarbo, remolacha y también en el cacao.
Por otro lado hay otros elementos de la dieta que son muy ricos en una sustancia conocida como ácido fítico, cuyo efecto es el mismo: inhibir la absorción del calcio. Entre ellos tenemos a las semillas de sésamo y girasol, los frutos secos y en legumbres como las lentejas.
Esto implica que no debemos combinar la ingesta de calcio con estos nutrientes pues “secuestrarían” el calcio aumentando el riesgo a las complicaciones antes mencionadas.
De todo esto se deduce que no todo lo catalogado como bueno es absolutamente bueno para todos y que además del contenido, debemos tener en cuenta la forma en la que combinamos los componentes de nuestra dieta.
¡Evitamos incompatibilidades o interacciones negativas entre ellos! Aquí queda más que demostrado la necesidad de la personalización de las dietas por parte del personal cualificado pues sólo así garantizaremos tanto su eficacia como su seguridad.
Ahora ya no es solo importante alimentarse y nutrirse de forma sana, ahora tenemos una arma la cual nos define y predice. A partir del análisis genético y una observación detallada del paciente elaboramos pautas alimentarias las cuales nos garantizan una mejora general del paciente.
Dr. José Ignacio Lao y Mercè Roca Farran.